Encuentro este vídeo:
Me paro y pienso:
"un momento, sólo un momento para disfrutar"
[...]
Papá era impresor. Es algo que creo comenté ya. Un impresor a la antigua usanza: un artesano del papel, de los tipos, de los moldes y de todo el proceso que conllevaba en aquel tiempo el oficio.
Mayor que mamá,
se conocieron cuando ella apenas tenía diecisiete años. La verdad es que fue
papá quién “descubrió” a aquella joven, con cara de niña y gestos de mujer,
antes de que ella se percatara. Transcurrieron años para que las cosas se “formalizaran”.
Pero cada vez que mamá pasaba por la calle en dónde estaba la imprenta en la
que trabajaba papá, al tener “fichada” a mamá el resto de los compañeros,
“sonaban las alarmas" y salían a “decirle cosas”.
Todos menos papá, que hubiera preferido silenciarlos, no por descubrir los sentimientos que desde la primer vez que la vio avanzar por la calle iban en aumento, sino porque con ello conseguían que ella agilizara el paso, bajara la cabeza y pasara ruborizada lo antes posible ante aquella “marabunta de curritos del papel”. Papá, nos comentaba, se quedaba apoyado en el marco, intentando ralentizar su paso, fijar en su mente aquella cara, aquellos rizos reposando sobre los hombros...
La infancia de mi padre no fue nada fácil. Hijo de una familia humilde, su madre tuvo que sacar adelante a cinco hijos nacidos y al que llevaba en su vientre cuando su marido falleció. Aquellos años se confunden [...]
¿Nadie puede
ser más duro con uno que uno mismo?, planteo esta duda que es mi propia duda.
Es una frase que abre un párrafo en el desarrollo que sobre la ética realiza
Freddy Quezada en su artículo "La
Mejor Etica: La Que No Se Puede Decir".
Es una frase, que al igual que otras que figuran en ese estudio, pueden
representar, quizás, aquello que me es difícil de explicar.
Mi mundo de confusiones sujetas en alfileres de cierta estabilidad, se iba
desmoronando en las últimas semanas. Una estabilidad dada en
falso pasito a paso en los meses previos.
Cuando una se para a buscar respuestas, respuestas que necesita ante un hecho
que marca un punto y [...]
Me dicen los
buenos amigos que me desprenda de todo aquello que me hacer negar lo que puedo
percibir. Porque siento que hay en mis entrañas algo que manda sobre el resto.
Es un "ser", pues parece tener más vida que yo misma, que rige mis
pensamientos (o, mejor dicho, la falta de lucidez para poder tenerlos) y mezcla
mis sentimientos en un torbellino de dudas.
Nunca tuve miedo a la muerte, sólo al dolor que en ese momento se puede sentir.
Vivo/convivo con ella hace tiempo.
El precipicio que ahora afronto sé que en otro momento sería semejante a un
separación entre dos rocas en La Pedriza: un salto y el precipicio se quedaría
atrás, sin que me engullera. Ahora tengo dudas de todo. Las siento hace mucho
tiempo, pero dudo de mi salto, ¡no es el que lleva a la muerte, puede llevar a
un frondoso valle!, pero, ¿por qué no lo veo?. ¿Quizás no lo deseo?.
Esa sensación de "estar ocupada por otro ser" me recordó a Lila
Downs. Tiene una canción que creó para
[...]
Me lo prometí
hace tiempo. No volvería a ver "Brokeback Mountain". Y ahora mismo la
estoy volviendo a ver en la televisión. Y eso, antes de que falleciera tan
pronto Heath Ledger.
No puedo contener las lágrimas, no puedo dejar de sentir el dolor que los
protagonistas sienten ante un amor "imposible".
Cuando estamos enamorados, ¿lo sabemos en ese momento?, ¿somos conscientes de
que estamos enamorados?.
Esta película es una película de amor: de amor fuera de tiempo, fuera de lugar,
..., de amor incomprendido,
[...]
Me ahogo, me asfixio; no hay suficiente aire para respirar.
No puedo respirar, necesito más aire, necesito menos tiempo. Todo rebosa, demasiado tiempo sometiendo cada respiro.
Pensé que podría ser yo de nuevo. Parecía que podía respirar. Falsas ilusiones de quién se quiere dejar llevar.
Nada es perfecto, es demasiado complicado.
Yo no soy perfecta, ¡pero tampoco tan complicada!. Quiero ser yo, sólo eso.
No quiero artificios, no puedo, me pesan demasiado, ¡no me dejan respirar!. [...]
Presiento que, pese a este frío insistente que parece no quisiera dejarnos, no están tan lejos los días en los que la calidez del sol volverá con nosotros. Volverá la luz, se irá el viento y con él aquellos que en cada diario o en cada noticiario nos amargan estos días con sus nubarrones de lluvia contaminada. Y pasearé disfrutando de los diversos colores de la primavera madrileña, de sus nubes claras y atardeceres sin pactos oscuros; y volverán las charlas tranquilas en terrazas, al refugio de las ramas renovadas de los árboles florecientes.
Anoche pensé que a las cinco podría dormir ya. Recogí mi escritorio, también el de Windows, y cerré sus ventanas del otro lado de la pantalla.
Instintivamente me empecé a
mover por la casa, a oscuras, para no despertar al resto. Es costumbre, apago
la luz que uso y me muevo en la penumbra hasta llegar a la habitación, la casa
no es grande y son muchos años de conocerla y de conocer cada mueble y cada
elemento que está ubicado, por lo que me muevo a ciegas sin mayor problema (mi madre tiene la
costumbre de bajar las persianas antes de acostarse y no se aprecia luz del
exterior).
Ya estaba en pijama, dejé las zapatillas y con los pies tocando el suelo, sintiendo
su frialdad (a pesar de llevar calcetines, pero sigue haciendo frío, demasiado
tiempo gélido ya) me dirigí a la ventana. Antes de [...]
Papá era un verdadero artesano.
Su oficio, tan distinto actualmente, era el de impresor. Se había dedicado toda
su vida a realizarlo, hasta el momento en que la enfermedad pudo con él.
Era un hombre sano física (hasta el momento de su muerte) y moralmente; sano en todos los sentidos: buen hombre -¡hermosa definición y auténtica!-, amigo de sus amigos, sin enemigos (a no ser que hubiera alguien que sintiera celos de su persona y de su forma de ser y de sentir la vida), amante y vigilante de su familia -sin que ello significara excesivo celo, pues su libertad aprendida era la libertad que deseaba y facilitaba para su familia-, cariñoso con sus hermanos y respetuoso y fiel con la memoria de sus padres; urbano con la gente, ¡siempre considerado con la opinión de los demás!, aunque no fuera la misma que la suya y a la vez, cuidadoso para que también el resto lo fuera con sus ideas y opiniones. [...]