Madrid, 10 de septiembre de 2009
Si analizamos la trayectoria del actor inglés Colin Firth, tanto en teatro como en series de la televisión (en fin, ¡para una romántica qué mejor personaje que el del enigmático Mr. Darcy en “Orgullo y Prejuicio”, con una avalada y premiada interpretación!) y en el cine, comprobaremos que sin ser un actor “espectacular”, no pasa desapercibido. Sus interpretaciones secundarias son, en muchas ocasiones, un verdadero deleite (memorable su participación en “Gente con Clase”) y, porque también hay mucho de ello, ¡vayamos a la cuestión sin marear más el tema!:
¡Este señor produce verdadero morbo!, al menos eso es lo que me ha contado Sina, que le sigue desde hace tiempo y con su carisma la tiene loquita ¡y no, ni lo niega, ni le da vergüenza confesarlo!. Cuestión de darse una ración de vista -que se dice-, de percibir más allá de la pantalla sensualidad en cada pequeño gesto, en tiempos en los que un rebrote de adolescencia alocada y un dejarse llevar por el placer de un buen actor y estupendo señor se agradece.
¿Ha quedado algo de tarta, Colin?